Esta semana los dirigentes de más de cien países se dieron cita en Belgrado para conmemorar el 60 aniversario del nacimiento del Movimiento de Países No Alineados, la mayor organización de países en desarrollo y del hemisferio sur del mundo. Entre sus 120 miembros destacan el papel de África, continente que más países miembros aporta con 53, todos menos Sudán del Sur y el Sáhara Occidental.
La reunión sirvió para congregar a muchos de estos líderes y alzar la voz contra la brecha en la vacunación contra la Covid-19 en el mundo. Sin embargo, sirvió sobre todo para recordar que todavía existe. Nacida como una tercera vía en los albares de la Guerra Fría, la organización perdió su influencia en los años 70 y 80 conforme sus miembros pasaban a formar parte de uno u otro bando. Tras la caída de la Unión Soviética, la organización comenzó a carecer de sentido. Sin poder real para aplicar políticas transnacionales, ¿tiene sentido que siga existiendo en el siglo XXI y qué utilidad puede tener para África?
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