En octubre de 1985, los aficionados que acudieron al estadio de los Washington Bullets no hacían más que flipar. Delante de ellos estaba la persona más alta que habían visto jamás: medía 2,31 metros. Manute Bol marcó una época en la NBA, la liga de baloncesto estadounidense. Bol venía de la etnia dinka, considerada la comunidad más alta del mundo y ubicada en la actual Sudán del Sur.
Treinta y cuatro años más tarde y con tan solo dos centímetros menos, el senegalés Tacko Fall también abrió bocas en su debut con los Boston Celtics y copó portadas. Los jugadores de baloncesto africanos no son solo los más altos, sino que ahora también son los mejores del mundo. El camerunés Joel Embiid y el griego de origen nigeriano, Giannis Antetokounmpo, dominan hoy en día y vinculan a Estados Unidos y África con una pelota en la mano.
El crecimiento ha hecho que la NBA haya dado un paso más para unir vínculos con el continente y haya elegido a África para crear su primera liga fuera de Estados Unidos: la Basketball Africa League (BAL).
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