En 2014, 39 soldados congoleños se sentaron en los tribunales de la provincia este de Kivu Sur en República Democrática del Congo. Estaban acusados de violar a más de 1.000 mujeres de Minova en 2012. Cubiertas con velos y con secuelas psicológicas permanentes, ellas salieron a declarar. Algunas de las presentes expusieron sus testimonios en un país que cuenta con pocos recursos para paliar el mayor de los tabúes: la salud mental. Se estima que el país cuenta solamente con un centro ambulatorio de salud mental y con menos del 1% del presupuesto gubernamental.
R.D.Congo no es un caso aislado. África tiene el gasto en salud mental más bajo del mundo, en un continente donde la depresión afecta a alrededor de 100 millones de personas, de las que 66 millones son mujeres. A falta de oportunidades laborales y la desigualdad de género, las mujeres con depresión trabajan menos, sufren más enfermedades físicas y sufren aún más exclusión social.
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