En Sudán del Sur, las tormentas y las lluvias torrenciales no dan ni una semana de tregua desde hace cuatro años. Desde entonces no se puede entender al país más jóven del mundo sin inundaciones, cosechas devastadas y un imparable flujo de comunidades desplazadas. Al otro lado de su frontera, por el este, la historia es diferente. En Etiopía, el agua escasea de forma habitual desde hace un año y las tierras áridas ya son la amenaza principal de las comunidades locales. Junto con Kenia y Somalia, el Cuerno de África se enfrenta a la peor sequía en más de 40 años.
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