Paz endeble entre R.D. Congo y Ruanda

El miércoles, en Luanda, capital de Angola, R.D. Congo y Ruanda se dieron la mano, pero de esas veces que la das con flojera, sin la firmeza de estar convencido. La dio el presidente Félix Tshisekedi, pero no su homólogo ruandés Paul Kagame, este mandó a su ministro de Exteriores. Otra señal.

Ambos han prometido algo que no saben ni si quieren ni pueden cumplir: que los rebeldes del M23 dejen de atacar y se desarmen. Por el momento, estos han dicho que nanai al acuerdo firmado a miles de kilómetros de donde operan por señores en traje sin consultarles ni al ultimátum anunciado a la par de que si no cesan, entrarán fuerzas de países de la Comunidad de África Oriental a apoyar a las congoleñas. Ahora, dicen que si quieren, están dispuestos a hablar con los mediadores, el expresidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, y el actual de Angola, João Lourenço.

La diplomacia africana lleva dos acuerdos de paz en menos de un mes sumando el de Etiopía a este, un hecho que muestra la voluntad y habilidad para cerrar conflictos sin mediación internacional. Ahora queda demostrar que se cumplan. En el este de R.D. Congo este paso será positivo, pero si no generará algo peor en un año ya muy tenso con acusaciones de invasion de Tshisekedi a Ruanda y amenazas de devolver ataques de Kagame.

Para situarte, por si te pierdes un poco con este lío: R.D. Congo acusa a Ruanda de apoyar al M-23, un grupo rebelde en la región del Nord Kivu, en el este de Congo, de mayoría étnica Tutsi, la predominante en Ruanda. La de Kagame. Estos nacieron a principios de siglo, pero se desarmaron y volvieron a atacar a finales de 2021. R.D. Congo acusa a Ruanda de ayudarles al enfadarse Kagame con Tshisekedi por permitir a Uganda pelear con su Ejército propio dentro de R.D. Congo contra sus enemigos nacionales, las ADF, y a Ruanda no, que querían hacer lo mismo contra los suyos, los que consideran autores del genocidio de 1994. De ahí que acusen a los congoleños de dar cobijo. Pero todo viene de más atrás, cuando Uganda y Ruanda entraron a finales de siglo XX en la Segunda Guerra del Congo para expoliar los minerales de la región y colocar en el poder del país vecino a alguien afín a ellos. Este año Uganda ha sido dictado a pagar 325 millones a R.D. Congo, Ruanda no. Ambos niegan los robos. Un lío de décadas, que esperemos que acabe pronto.

 

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