I. ¿Qué es EACOP?

Texto: David Soler y Soraya Aybar. Fotografías: Pablo Garrigós Cucarella

Si hubiera que definir de la manera más simple qué es el East African Crude Oil Pipeline, o Oleoducto de Petróleo Crudo del Este de África, sería fácil hacerlo con dos palabras: una tubería. Ahora, sería una ofensa pensar que es una tubería cualquiera. Dejará un margen de 30 metros de ancho por cada lado y recorrerá 1.443 kilómetros desde Hoima, al oeste de Uganda, hasta la ciudad portuaria de Tanga en Tanzania.

Si te pones a escarbar ya empiezas a descubrir mucho más: resulta que, cuando se acabe, será el oleoducto calentado más largo del mundo. ¿Y eso que significa? Pues que por muchas tuberías que existan alrededor del mundo para transportar petróleo, ninguna tiene la tecnología para mantener el petróleo por encima de 50 grados en todo su recorrido. La viscosidad del tipo de petróleo encontrado en las inmediaciones del Lago Alberto en Uganda hace que sea necesario que se caliente con un sistema eléctrico para que fluya con facilidad.

Se podría seguir hablando del oleoducto en sí, como que será subterránea a excepción de las seis estaciones de bombeo, pero lo realmente interesante no es eso, si no por qué se construye y la polémica que genera.

Construir una macro tubería de petróleo crudo en el siglo XXI es ya de por sí controversial en un mundo en el que se acuerdan medidas para luchar contra el cambio climático. Sin embargo, el caso tiene mucha más complejidad. El proyecto de EACOP tiene varias capas que, como una cebolla, cubren temas muy diversos: la necesidad energética de África, la lucha contra el cambio climático global, el impacto en la fauna, el neocolonialismo europeo, los derechos humanos de personas directamente afectadas por proyectos petrolíferos y más.

De todo ello se hablará en los siguientes capítulos: de dinero, de personas y de clima. También de elefantes y manglares. Pero por el momento vamos a dar unas pinceladas clave de contexto sobre el proyecto.

Contexto: origen, datos y propiedad

Uganda descubrió que tenía petróleo en el año 2006. Por aquel entonces, la petrolera inglesa Tullow Oil descubrió que en el oeste del país yacían 6 mil millones de barriles, de los cuales 1,4 mil millones son recuperables con la tecnología actual. Como país sin salida al mar, durante diez años se pensó cómo hacer para explotar los yacimientos y encontrarle una salida para exportar: ninguna petrolera internacional iba a invertir sin poder asegurar su beneficio, ni a Uganda le interesaba si no podía vender parte de ello y ganar dinero.

En 2014, Uganda llegó a un acuerdo con Kenia para exportarlo vía el puerto de Lamu, con la firma incluida de Sudán del Sur que buscaba una ruta alternativa al puerto de Sudán, vecino con relaciones turbulentas. Sin embargo, un año después se echó para atrás y en 2016 anunció que iría por Tanzania para exportarlo vía Tanga. La razón oficial era que la nueva ruta era más rápida, al haber ya carreteras, una mejor conexión para los barcos, al no producirse tantos monzones en la zona, y sobre todo, que era más barato. El 20% del recorrido recae dentro de Uganda y el 80% en Tanzania.

Uganda, 11 de octubre de 2022 – Vista de la carretera en obras que conectará la refinería nacional con el aeropuerto y la carretera principal que se dirige a los campos petroleros de Kingfisher y Tilenga. En 2021, el 94 % de los hogares de Uganda dependían de la biomasa para cocinar, ya sea leña o carbón, lo que convierte a este proyecto en un hito para su gobierno.

La realidad era, sobre todo, esta última: en Tanzania el gobierno es el dueño en última instancia de la tierra y expropiar por interés nacional es mucho más sencillo que en Kenia, donde los títulos privados de propiedad hacían el proceso más farragoso, lento y por lo tanto, menos rentable. A ello se unía la inseguridad que generaba el puerto de Lamu en Kenia al estar próximo a la costa de Somalia, donde el grupo yihadista Al-Shabaab tiene su base. En 2020, los presidentes de Tanzania y Uganda firmaron el acuerdo y EACOP se puso en marcha.

El proyecto consiste principalmente en transportar, en su máximo capacidad, 216.000 barriles de petróleo crudo cada día desde su inicio en el pequeño pueblo de Kabaale en el condado de Hoima, Uganda, hasta el pueblo portuario de Chongoleani, en la provincia de Tanga, Tanzania. Estos provienen de dos oleoductos que los transportan desde los centros de los dos yacimientos principales: Tilenga y Kingfisher. Del primero sale el 80% y del segundo el restante. Tilenga está dentro del Área de Conservación de Murchison Falls y contiene 31 pozos de petróleo, diez de los cuales se encuentran dentro de lo que se considera el parque nacional. Kingfisher, en cambio, tiene solo cuatro pozos.

Aun así, los intereses sobre este proyecto viajan por todo el mundo. El principal accionista es Total Energies. La petrolera francesa tiene un 62% de las participaciones del oleoducto principal y más del 50% del paquete accionarial en los yacimientos de Tilenga y Kingfisher, gestionando además el primero de ellos.

La empresa gestora del segundo yacimiento es la petrolera china CNOOC, que además de ser la siguiente  con mayor participación, es también la propietaria minoritaria de EACOP con un 8% del accionariado. Tras ellos vienen las petroleras nacionales de Uganda y Tanzania, UNOC y TPDC, que participan con un 15% cada una en la empresa.

Uganda, además, tiene previsto construir una refinería a pocos metros del comienzo del oleoducto de crudo que podrá procesar hasta 60.000 barriles al día, poco más de una cuarta parte del total. Este, a su vez, será transportado a Kampala por una cuarta tubería de 211 kilómetros. A ello se suma el aeropuerto internacional de Hoima, construido a escasos kilómetros del comienzo de EACOP y la refinería.

Las cuatro empresas firmaron en febrero de 2022 el Final Investment Decision (FID) donde se comprometieron a invertir diez mil millones de dólares. Aún así, están teniendo problemas para encontrar financiación y aunque las carreteras y los pozos empiezan a construirse, la tubería en sí no tiene ni un kilómetro. El objetivo es exportar el primer barril en 2025.

Las críticas por el impacto medioambiental
Uganda, 16 de octubre de 2022 – Vista general del bosque de manglares cerca del sitio de construcción donde se construirá la terminal para el petróleo de EACOP. Fotografía: Pablo Garrigós.

El proyecto está en la diana principalmente por el impacto en el terreno. En su comienzo, la mayoría del petróleo sale del Parque Nacional de Murchison Falls, un lugar protegido donde viven más de 76 tipos de mamíferos, entre ellos algunos en peligro de extinción y únicos del Este de África como la jirafa Rothschild. Sin embargo, no es el único afectado: durante su recorrido altera más de 2.000 kilómetros de espacios protegidos, entre ellas diecisiete reservas forestales.

En la frontera entre Uganda y Tanzania, el oleoducto pasa a pocos kilómetros del Lago Victoria, el más grande de África, y el punto final del proyecto está a orillas del Parque Nacional Marino de Tanga Coelacanth en el Océano Índico. Esta zona del océano recoge el 5% del coral del mundo y está en riesgo de extinción por el calentamiento de las aguas. El canal de Pemba es uno de los lugares mejor conservados de toda la costa este africana y el proyecto incrementará la actividad industrial. Además, la construcción del nuevo puerto en Chongoleani obligará a talar bosques de manglares, que son la segunda fuente de absorción de CO2.

A ello se suma el impacto directo medioambiental de un proyecto petrolífero. Aunque hay enormes discrepancias entre los números de las petroleras y los de las asociaciones externas, las consecuencias serán enormes.. En los documentos oficiales, Total Energies se responsabiliza tan solo de 18.000 toneladas de CO2 derivadas de Tilenga en Uganda, pero las asociaciones cuentan que la construcción, extracción, transporte y la actividad generada provocará 34 millones de toneladas de CO2 al año. Esto supone el doble de las emisiones actuales de Tanzania y Uganda juntas y durante los 25 años de duración estimada del proyecto se multiplicarán por 25 las emisiones.

Las personas, el foco final
Uganda, 11 de octubre de 2022: Sadam Tekakwo, presidente de la Asociación de Residentes de la Refinería de Petróleo del Reasentamiento de Kyakaboga, señala con una llave los edificios y las casas que se prometió construir pero nunca se entregaron. “Fuimos una de las primeras comunidades afectadas por el petróleo. Mi preocupación son las personas que están dejando la escuela porque no tienen tierras ni dinero para pagar la educación debido al proceso de compensación. Esto será un problema para el gobierno en algunos años”, explica. Fotografía: Pablo Garrigós.

Más allá del impacto medioambiental, el impacto local también está en entredicho. Los promotores cifran en 13.161 las personas directamente afectadas por EACOP, pero las asociaciones externas toman en cuenta todos los desarrollos subyacentes al proyecto y elevan la cifra por diez hasta las 120.000 personas. De ellos, casi el 90% son granjeros o pescaderos que no tienen siquiera opciones de acceder a los más de 12.000 puestos directos de trabajo generados por la llegada del proyecto petrolífero.

Si te has perdido con los números, no te preocupes, el domingo te traemos una infografía con los principales datos a tener en cuenta en una imagen. Además, en el próximo capítulo hablaremos de críticas y polémicas. No te lo pierdas.

Este artículo fue publicado gracias al apoyo de journalismfund.EU.

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